viernes, 10 de abril de 2015

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La comparación de los datos estadísticos (Eurostat 2008 y PISA 2009) indica que no hay una relación lineal entre la posibilidad de repetición de curso prevista por la normativa y el uso de esta medida en la práctica. Entre los numerosos países donde su uso se permite pero está restringido por la normativa, las tasas varían significativamente. En educación primaria, algunos países como Grecia (2.0%) y Austria (4.9%) tienen tasas bajas de repetición, mientras que otros como Francia (17.8%), Portugal y los Países Bajos (22.4%) muestran tasas bastante más altas. En educación secundaria inferior estas tendencias persisten, con variaciones entre las tasas de los países que van desde el 0.5% en Finlandia hasta el 31.9% en España. 
La repetición de curso en la educación obligatoria en Europa: Normativa y estadísticas

Uno de los asuntos que en educación suele generar bastante polémica es el de la repetición de curso. ¿Es conveniente o perjudicial? ¿Debe evitarse a toda costa o, por el contrario, aplicarse siempre que se detecte un alumno con carencias en su formación académica?

Yo no lo sé. Nuestro sistema educativo permite la repetición de curso, con algunas limitaciones que evitan que la diferencia de edades entre alumnos del mismo grupo crezca de una manera desorbitada. A la vista de las distintas informaciones que se pueden encontrar en Internet, la presencia de alumnos repetidores en las escuelas depende fuertemente de la cultura escolar del país, más que de lo que establecen las leyes educativas correspondientes sobre este particular. Dicho de otro modo: Entre los países que permiten la repetición de curso, unos llevan a la práctica esta medida con bastante frecuencia (ejemplo: España) mientras que otros lo hacen en contadas ocasiones (ejemplo: Grecia).

A la vista de los pobres resultados en el aspecto educativo que obtiene nuestro país en las evaluaciones internacionales, es legítimo preguntarse si esta medida de la repetición beneficia o perjudica nuestro sistema de enseñanza. Yo ya he mencionado que no lo tengo en absoluto claro, pero sí considero que repetir curso no debería tratarse de una medida habitual. Y por habitual entiendo un 35%, por ejemplo. Todos los docentes conocemos las dificultades que entraña impartir clase en un grupo donde el número de repetidores es abundante, por diversas razones que no voy a detallar aquí. Pero quiero añadir un argumento distinto: Desde el momento en que la medida de la repetición se vuelve frecuente en un centro, el alumno deja de sentir la misma como algo que debe evitar a toda costa. Después de todo, si Fulanito no va a pasar de curso, tampoco lo van  a hacer Menganito y Zutanito, que a fin de cuentas pueden ser sus mejores amigos. Si repetir de curso es una cosa cotidiana, el hecho de que un año me toque a mí deja de ser un problema serio. Y esto no envía un mensaje bueno, porque, si bien es cierto que existen alumnos que por falta de madurez personal o académica necesitan de esta medida escolar, al menos en España debemos reconocer que a menudo la pereza se convierte en el pecado capital que los condena a la repetición. Si los alumnos de estas características la vieran como una especie de sanción a temer, de carácter extraordinario, que pueden evitar con el esfuerzo suficiente, tal vez se preocuparían más de no tener que llegar a ese extremo.

En cualquier caso, quiero recalcar que en ningún momento he defendido la supresión de la posibilidad de repetir curso. Tan sólo considero que debe administrarse con extremada cautela.

Es tan sólo una opinión.

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3 comentarios:

  1. Me parece incontrovertible, Weno: esa tasa de repetición es un síntoma más de que este sitema nuestro está mal hecho. Es complementario con otro de sus males: el bajo nivel de exigencia: ¿que voy mal este curso? Ya repetiré. ¿Que todos estudiamos poco? Ya bajará el profesor los niveles para evitarse complicaciones. ¿Que estoy en cuarto y voy así así? Ya me las apañaré para pasar con dos. En un sistema repleto de salidas falsas, a lo que se anima al alumno es a no estudiar, de ahí que en España haya tantos alumnos que no lo hacen, porque, además, muchos, aun así, aprueban.

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    1. No sé que decirte, Guachimán. Si bien tienes razón en todo lo que dices, creo que la trampa definitiva viene de la mano de la comprensividad (me consta que algunos blogueros experimentados ya habéis incidido en este asunto en otras ocasiones). Y tengo la sensación de que en España tomamos al pie de la letra conceptos que en otros países se interpretan de una manera algo diversa (y en el fondo, más razonable). Aquí "comprensividad" se ha traducido por "todos revueltos, al mogollón", y en otros países por "que nadie se quede fuera, pero cada uno en su sitio", y entiendo por "sitio" aquello que conviene más a cada uno en función de lo que expresa y de lo que demuestra (y pensando siempre en su propio bien). Tal vez es que somos un país de extremos y no lo podemos evitar... O educación franquista, o educación flower-power... No entendemos del Justo Medio.
      Un saludo y gracias por visitar mi incipiente blog.

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  2. Yo tengo una amiga y colega que suele decir: "Diversidad de las aulas, no en las aulas". Quizás estaría mejor, pero seguro que es más caro, y eso... Un saludo.

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