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martes, 13 de diciembre de 2016
domingo, 3 de julio de 2016
Citas de Cioran
TEORÍA DE LA BONDAD
Breviario de Podredumbre, E.M. Cioran.
LA CRUELDAD: UN LUJO
La tentación de existir, E. M. Cioran
"- Puesto que para usted no hay último criterio ni irrevocable principio, y ningún dios, ¿qué es lo que le impide perpetrar todos los crímenes?
- Descubro en mí tanto mal como en cualquier otro, pero, como execro la acción -madre de todos los vicios-, no soy causa de sufrimientos para nadie. Inofensivo, sin avidez, y sin la suficiente energía e indecencia para enfrentarme con los otros, dejo el mundo tal como lo encontré. Vengarse presupone una vigilancia de cada instante y un espíritu sistemático, una continuidad costosa, mientras que la indiferencia del perdón y del desprecio hace las horas gratamente vacías. Todas las morales representan un peligro para la bondad; sólo la incuria la salva. Tras haber elegido la flema del imbécil y la apatía del ángel, me excluí de los actos y, como la bondad es incompatible con la vida, me he podrido para ser bueno."
Breviario de Podredumbre, E.M. Cioran.
LA CRUELDAD: UN LUJO
"En dosis normal, el miedo, indispensable para la acción y el pensamiento, estimula nuestros sentidos y nuestro espíritu; sin él, no hay acto de valor ni siquiera de cobardía... sin él, no hay acto alguno, sencillamente. Pero cuando, desmesurado, nos invade y nos desborda, he aquí que se metamorfosea en principio nocivo, en crueldad. Quien tiembla, sueña con hacer temblar a los otros, quien vive en el espanto, acaba en la ferocidad. Tal sucedió con los emperadores romanos. Como presentían, como sentían que iban a ser asesinados, se consolaban con las matanzas... El descubrimiento de la primera conjura despertaba y desencadenaba en ellos al monstruo. Y se refugiaban en la crueldad para olvidar el miedo.
Pero nosotros, simples mortales, que no podemos permitirnos el lujo de ser crueles con otro, es en nosotros, en nuestra carne y en nuestro espíritu, donde debemos ejercer y aliviar nuestros terrores. El tirano tiembla en nosotros; le es necesario actuar, descargar su rabia, vengarse; y es en nosotros mismos donde se venga. Así lo requiere la modestia de nuestra condición. En medio de nuestros espantos, más de uno de entre nosotros evoca un Nerón que, a falta de un imperio, no tuviera nada más que su propia conciencia para zaherir y torturar."
La tentación de existir, E. M. Cioran
sábado, 12 de marzo de 2016
Algunas reflexiones a partir de "Contra la Nueva Educación"

He terminado recientemente de leer "Contra la nueva educación", obra del músico, profesor (y ahora escritor) Alberto Royo. Soy lector habitual de su blog sobre educación y sociedad, del que no tengo más que buenas cosas que decir. La lectura de su libro ha sido un placer. Y la idea de titular cada uno de sus capítulos con el nombre científico de un parásito, un hallazgo ingenioso. Entiendo que algunos de sus párrafos puedan ser hirientes para los seguidores de escritores como Paulo Coelho o periodistas como Eduard Punset, puesto que su estilo es muy crítico y ácido contra ellos. Tal vez el origen de estos comentarios sarcásticos son consecuencia de cierto hartazgo que existe en nuestra profesión con respecto a las ideas que nos quieren vender los pretendidos salvadores del sistema educativo, que no tienen el más mínimo pudor en opinar, juzgar e intervenir si pueden en cuestiones relativas a la docencia sin la menor de las cautelas, a menudo despreciando o ninguneando la labor de enseñantes que han estado al pie del cañón durante décadas. Le comprendo perfectamente.
Alberto defiende una educación ilustrada, que por desgracia se ha ido perdiendo con mayor velocidad a medida que las nuevas leyes educativas han ido entrando progresivamente en vigor. Supongo que otros aspectos socioeconómicos también han contribuido a devaluar el valor del conocimiento y del esfuerzo, en una sociedad donde la comodidad se considera una medida del bienestar (y en cierto sentido me alegra que esto sea sí, no me gustaría seguir lavando la ropa a mano o calentando agua para bañarme en pleno invierno). Porque la educación ilustrada, reconozcámoslo, requiere de un esfuerzo importante, no de naturaleza física sino de naturaleza intelectual: Disciplina, constancia, y tiempo de dedicación y estudio. Este rigor inicialmente suele ser transmitido desde fuera (colegio, profesor, familia) hasta que el individuo acaba interiorizándolo y haciéndolo suyo. Y con el tiempo da fruto, y ese fruto es placentero y contribuye a alcanzar la felicidad de la que todo el mundo habla y que, sin embargo, muchos quieren conseguir a precio de saldo.
Pero tras la lectura del libro de Alberto me asaltan dudas, y preguntas. Y no tengo claro si algunas (pocas) de sus afirmaciones son del todo exactas. A continuación menciono algunas.
1. "La enseñanza no es posible sin alumno, pero tampoco sin un profesor". Yo diría más bien: "La enseñanza no es posible sin alumno, pero tampoco sin algo/alguien que haga las veces de profesor". Incluyendo, por supuesto, ¡un profesor de carne y hueso! Eso sí, detrás de ese algo o alguien, al menos por el momento, suele seguir habiendo un profesor real que sabe de su materia y ha preparado la secuencia de contenidos teóricos y prácticos ideal para transmitirla a los alumnos, y que se puede decir que "actúa" a distancia. Hay múltiples experiencias de aprendizaje complejo que se realizan mediante recursos digitales, o, sin ir más allá, mediante un libro. Pero a lo que voy: un aprendizaje de conocimientos puede realizarse sin la presencia directa del profesor tradicional (y creo que es en este sentido de profesor presencial del que habla Alberto en su libro). Y hoy en día las nuevas tecnologías lo han hecho más fácil que antes. Nos podrá doler este hecho, Y nuestro trabajo de docentes tal vez corre peligro de desaparición en un futuro más o menos lejano. Pero quizás no todo está perdido. Como comentaba antes, si nos referimos al mundo escolar, al mundo de los niños y jóvenes, es cierto que hay un periodo en el que el estudio, la disciplina y el esfuerzo necesarios para adquirir esa capacidad autodidacta de aprendizaje, esa buena disposición para adquirir nuevos conocimientos, deben ser conculcados desde fuera. Y la pregunta es: ¿Existe ahora otro método mejor que el del profesor presencial para ejercer ese papel de transmitir los pilares del conocimiento y asentar las actitudes necesarias para convertir nuestros jóvenes en ciudadanos ilustrados? Yo por ahora no lo conozco, pero ya se sabe que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad...
2. "... mucho me temo que nuestros alumnos acabarán echando de menos el conocimiento, el saber y la cultura.". Yo lo que realmente temo es que muchos no lo harán. No sé si, en algún instante de sus vidas, en una breve reflexión, durante una pausa o un paseo, tras un momento personal difícil, sentirán en lo más profundo de su interior que les falta algo. No lo sé.
3. El punto anterior me conduce a una pregunta más delicada, más difícil, cuya respuesta ignoro y que creo vital de cara a diseñar un sistema educativo que sea realmente enriquecedor y adecuado para la mayoría:
PREGUNTA: ¿Es realmente prescribible una educación ilustrada para todos?
Por "prescribible" entiendo algo así como "adecuada, recomendable", y no hablo aquí en el plano teórico sino en el real. ¿Es la educación ilustrada de la que habla Alberto la receta ideal para todo individuo, independientemente de sus características personales?. Creo que la cuestión es importante. No hace mucho escribí una entrada en este mismo blog que enlaza directamente con ella, en la que comentaba una cita de Bertrand Russell que me parece de gran actualidad. Reproduzco esa cita a continuación:
“Y, al hablar de educación y democracia, es muy importante hacerlo con claridad. Sería desastroso insistir en un nivel absurdo de uniformidad. Unos niños son más inteligentes que otros y pueden obtener mejores resultados de una más esmerada educación. Unos maestros son más laboriosos o despiertos que otros, pero es imposible que todos los niños sean educados por los pocos maestros mejores. Aún cuando la educación más elevada fuera recomendable para todos –cosa que pongo en duda– es imposible realizarla hoy día, y una estricta aplicación de los principios democráticos nos llevaría a la conclusión de que ninguno debe tener acceso a ella. Eso sería fatal para el progreso científico, y rebajaría durante un siglo el nivel general educativo. El progreso no debe sacrificarse hoy en beneficio de una igualdad mecánica; debemos avanzar cuidadosamente hacia la democracia educativa para que en este proceso sea destruido el menor número de productos valiosos que actualmente van acompañados de la injusticia social” (Bertrand Russell)¡Visionario Russell! Particularmente quiero destacar la expresión marcada en negrita, que conecta directamente con mi pregunta anterior. Voy a dar dos instantáneas contrapuestas de lo que se me pasa por la cabeza cuando estoy dando clase:
Instantánea 1: (3º ESO) Veo uno de mis alumnos, desmotivado por los estudios (sea por la razón que sea), y sé que probablemente en su próxima evaluación va a suspender las 10 asignaturas de las que está matriculado. No es un alumno conflictivo, ni tiene ningún tipo de dificultad de aprendizaje. Y tengo la sensación de que esos diez suspensos que llevará a su casa envían el mensaje al alumno y a su familia de que no vale para nada, y no tengo claro qué tiene de bueno ese mensaje (salvo constatar que lo suyo no son los estudios).
Instantánea 2: (2º BACH) Veo uno de mis alumnos, interesado en sacar adelante su materia de Matemáticas II porque después quiere proseguir estudios de Informática. Pero en cada prueba que realiza las carencias de base que presenta son tan terribles que a pesar del empeño que pone en ello todo apunta a que será incapaz de superar el curso. Y siento que el sistema educativo no le ha exigido lo suficiente, y no le ha preparado adecuadamente, y que le ha estafado. Habría necesitado una formación que fomentara más el trabajo y el esfuerzo, así como un desarrollo de contenidos más profundo y teórico.
Aquí vuelvo al texto de Alberto, que defiende el esfuerzo, la disciplina y el estudio como valores principales de la escuela. Y estando fundamentalmente de acuerdo con él, me pregunto: Si, del mismo modo que existen alumnos sin las dosis de talento necesarias para desarrollar ciertas aptitudes, existen alumnos sin la resistencia mental para desarrollar esa capacidad de esfuerzo, disciplina y trabajo (en todo momento hablo en el sentido intelectual de estos términos) en la medida necesaria para ser académicamente exitosos, ¿no será conveniente ofrecerles otros caminos formativos antes de frustrarles y hacerles perder el tiempo? (Quiero que se me entienda bien: la frustación es parte de la vida y sirve para crecer y fortalecerse, pero una frustación que dure, por poner un ejemplo, dos cursos escolares puede tener efectos secundarios adversos...)
Aquí vuelvo al texto de Alberto, que defiende el esfuerzo, la disciplina y el estudio como valores principales de la escuela. Y estando fundamentalmente de acuerdo con él, me pregunto: Si, del mismo modo que existen alumnos sin las dosis de talento necesarias para desarrollar ciertas aptitudes, existen alumnos sin la resistencia mental para desarrollar esa capacidad de esfuerzo, disciplina y trabajo (en todo momento hablo en el sentido intelectual de estos términos) en la medida necesaria para ser académicamente exitosos, ¿no será conveniente ofrecerles otros caminos formativos antes de frustrarles y hacerles perder el tiempo? (Quiero que se me entienda bien: la frustación es parte de la vida y sirve para crecer y fortalecerse, pero una frustación que dure, por poner un ejemplo, dos cursos escolares puede tener efectos secundarios adversos...)
Yo aventuraría la siguiente respuesta a la PREGUNTA que formulé antes: Se debe dar la oportunidad a todos los jóvenes de adquirir una educación ilustrada, pero deben existir otras vías educativas (sobre todo a partir de cierta edad) para aquellos en los que no se consolida esa loable aspiración.
Y tal vez una solución parcial a nuestros problemas pasaría por diseñar un sistema de enseñanza donde existiese una mayor y más verdadera diversidad educativa, pero no una diversidad condicionada por los medios económicos (pública versus privada versus concertada) o limitada a tomar medidas de atención al alumnado que tan solo consisten en "hacer lo mismo pero más fácil", sino por los intereses, talentos o aptitudes que, sobretodo a partir de ciertas edades, manifiestan nuestros jóvenes. De hecho, si miramos hacia el pasado, hacia nuestras leyes educativas anteriores, recordaremos que a edades más tempranas (14 años: FP - BUP) se diversificaban con mayor profundidad las vías educativas disponibles, frente a la situación actual, en la que esto sucede a partir de los 16 años (a mi entender demasiado tarde, uno de los pecados capitales de la LOGSE). Y creo sinceramente que antes estábamos mejor.
Lo que me gusta de la actitud combativa de Alberto Royo es que no se ha dejado confundir por tantas supuestas innovaciones pedagógicas y que no ha perdido la escala de valores que debería guiar nuestra política educativa: Mantener el modelo de una educación ilustrada como el máximo exponente de Lo que una sociedad puede regalar a sus generaciones futuras, y defender la importancia del esfuerzo, el estudio y el conocimiento, fomentándolo de todas las maneras posibles. Yo solo añado aquí que probablemente no es la solución ideal para todos, y que deben existir vías alternativas (de calidad) para quienes no encuentran satisfacción por ese camino.
El problema terrible con el que nos enfrentamos en España es que en la educación pública tan solo nos hemos quedado con las vías alternativas, y hemos olvidado prácticamente ese ideal ilustrado que servía antes de luz y guía, arrebatándoselo a muchos jóvenes valiosos y reservado ahora tan solo a aquellos afortunados que, por razones económicas o familiares, se lo pueden permitir.
Y sin esa luz, navegamos a oscuras.
Y tal vez una solución parcial a nuestros problemas pasaría por diseñar un sistema de enseñanza donde existiese una mayor y más verdadera diversidad educativa, pero no una diversidad condicionada por los medios económicos (pública versus privada versus concertada) o limitada a tomar medidas de atención al alumnado que tan solo consisten en "hacer lo mismo pero más fácil", sino por los intereses, talentos o aptitudes que, sobretodo a partir de ciertas edades, manifiestan nuestros jóvenes. De hecho, si miramos hacia el pasado, hacia nuestras leyes educativas anteriores, recordaremos que a edades más tempranas (14 años: FP - BUP) se diversificaban con mayor profundidad las vías educativas disponibles, frente a la situación actual, en la que esto sucede a partir de los 16 años (a mi entender demasiado tarde, uno de los pecados capitales de la LOGSE). Y creo sinceramente que antes estábamos mejor.
Lo que me gusta de la actitud combativa de Alberto Royo es que no se ha dejado confundir por tantas supuestas innovaciones pedagógicas y que no ha perdido la escala de valores que debería guiar nuestra política educativa: Mantener el modelo de una educación ilustrada como el máximo exponente de Lo que una sociedad puede regalar a sus generaciones futuras, y defender la importancia del esfuerzo, el estudio y el conocimiento, fomentándolo de todas las maneras posibles. Yo solo añado aquí que probablemente no es la solución ideal para todos, y que deben existir vías alternativas (de calidad) para quienes no encuentran satisfacción por ese camino.
El problema terrible con el que nos enfrentamos en España es que en la educación pública tan solo nos hemos quedado con las vías alternativas, y hemos olvidado prácticamente ese ideal ilustrado que servía antes de luz y guía, arrebatándoselo a muchos jóvenes valiosos y reservado ahora tan solo a aquellos afortunados que, por razones económicas o familiares, se lo pueden permitir.
Y sin esa luz, navegamos a oscuras.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Títeres a mí...
Y tras acudir, por expreso interés de sus padres, a un aburrido espectáculo de títeres que apenas comprendió, Jaimito pudo regresar a casa y terminar la fase del Black Ops III que tanto se le había resistido días atrás...
domingo, 24 de enero de 2016
Ya están aquí.
Tengo la sensación de que por primera vez empìezan a entrar en los puestos políticos de responsabilidad las nuevas generaciones que se educaron al amparo de la Ley LOGSE, Y el fenómeno progresivamente irá a más. ¿Cómo se desempeñarán en sus cargos? Estoy intrigado.
jueves, 26 de noviembre de 2015
Evaluación del profesorado.
Está de moda hablar de evaluación del profesorado estos días. Yo tengo una teoría absurda, que por lo visto pocos comparten:
Tesis: Sin una evaluación fiable del alumnado es imposible realizar una evaluación fiable del profesorado.
El sentido de la palabra fiable es desde luego un asunto delicado que habría que debatir. Pero no comprendo cómo se habla tanto de evaluar al profesorado sin que tengamos un sistema nacional de evaluación serio (por serio me refiero a un sistema estandarizado, de ámbito nacional, distribuido en años clave del recorrido escolar) del alumnado. Es como poner el caballo detrás del carro. En fin, cosas mías...
miércoles, 8 de julio de 2015
Una Europa. Dos almas.
Acabo de leer en un periódico italiano un texto sobre Europa que habla de las distintas sensibilidades de los pueblos que la conforman, y que tal vez explica en cierto sentido los problemas con los que nos enfrentamos estos días a raíz de la crisis griega. El autor es Roberto Pazzi. He realizado una traducción del artículo al español, que espero sea suficientemente legible.
El artículo original se puede encontrar aquí
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Nuestras dos almas
Mientras en Berlín y Atenas se consuma el duelo entre las Valkirias y las Gracias, puede ser útil releer al profético Tácito en su obra “Germania”. El historiador presagiaba ya, en la fuerza bárbara de los germanos, el futuro fin de la corrupta Roma, heredera de Grecia. Si en lugar de una superioridad física hablamos de una superioridad financiera, las cosas no han cambiado mucho que digamos. Y así Europa revive en la dureza política de Merkel y en el golpe de dignidad de Tsipras la antigua división entre el norte y el sur europeos, que a lo largo de la Historia ha resurgido bajo diversas apariencias. Los teutones y los latinos están hechos para enamorarse siempre y no estimarse jamás, para atraerse fatalmente y no comprenderse después. Nos lo recuerda el duelo entre el Imperio Germánico y el Papado latino, en el 1077, cuando el Papa Gregorio VII infligió la humillación de Canossa al emperador alemán Enrique IV. Nos lo recuerda después el alemán Lutero, en la Roma de 1511, escandalizado del mercadeo de las indulgencias, que el religioso no dudó en condenar y que provocó el cisma que divide hoy la Europa cristiana. Y la herida se vuelve a abrir en la amistad equívoca, insincera y terrible, entre Hitler y Mussolini, alianza innatural que devastó todo el continente, incluída Grecia, invadida por sus hermanos italianos.
La Grecia moderna debe haber recordado la gloriosa Hellas de hace 2500 años, cuando Leónidas detuvo en las Termópilas, con solo 300 soldados, la armada del Rey de Persia. Murió hasta el último guerrero espartano, para permitir que el ateniense Temístocles pudiera destruir en Salamina la flota de Jerjes. Y el mundo, por un momento, revive en el duelo entre el Berlín vencido y la Atenas victoriosa, un rayo de la victoria moral de la víctima, Héctor, sobre Aquiles. Sí, debemos a la Grecia de Homero incluso el patrimonio de metáforas que permite entendernos rápidamente mediante el mito, más inmediato que el razonamiento.
La cuestión de las dos almas europeas, la teutona y la latina, se mitifica poéticamente con la llegada del Romanticismo alemán, y así esta división se ha manifestado también en la Literatura. Por una parte Goethe, que idealiza la fuerza de atracción del Mediterráneo, en su “Viaje a Italia”. Por la otra el poeta Kleist, que idealiza la pureza de la Alemania de los bárbaros. Tal vez el núcleo de esta disonancia preestablecida entre europeos anglogermanos y mediterráneos se esconde en el carácter. La psiquis de Alemania está permanentemente tentada, como escribía Thomas Mann en “El doctor Fausto”, por el sueño luciferino de lo Absoluto. Un sueño embriagador donde el yo se diluye en el Todo. Ya sea el estado ético prusiano a la Hegel o el régimen nazista del Reich, ya sea el mito del origen o la dictadura del proletariado de Marx. Un nirvana donde la conciencia individual se disuelve y finalmente sana.
La civilización mediterránea griega y latina, sin embargo, se fermenta en el pensamiento de Heráclito, en “el carácter es el destino de un hombre”. Y esto hace de los latinos un pueblo de incurable individualismo, reticente a cualquier sueño de absoluto, incluyendo el de tipo cristiano. Viviendo la fe católica como un velo que cubre el culto pagano a la belleza y a la gloria. Ya se trate de un éxito científico o artístico, o de la necesidad de un “Yo” excepcional, del héroe griego Ulises o de San Agustín, en ellos palpita el sueño de distinguirse de la masa. Estando convencido de que la riqueza de Europa es precisamente esta amplia diversidad de miradas, resulta si cabe más amargo asistir una vez más a este desencuentro entre dos espíritus que no se comprenden.
Roberto Pazzi.
lunes, 1 de junio de 2015
La Historia y los números.
"Hay tres cosas importantes en la Historia: En primer lugar el número, en segundo lugar el número, y en tercer lugar el número. Eso quiere decir, por ejemplo, que los negros de Sudáfrica acabarán un día cualquiera por ganar, mientras que probablemente los negros de Norteamérica no lo conseguirán jamás. Esto significa que la historia no es una ciencia moral. El derecho, la compasión y la justicia son nociones ajenas a la Historia."
De "El Declive del Imperio Americano", de Dennys Arcand
Tal vez esta afirmación que aparece al inicio de la película de Arcand es algo excesiva (después de todo, ¿no tiene EEUU hoy en día un presidente negro? Aunque ya sabemos que los problemas raciales continúan... ). Pero a veces, llevado por mi deformación profesional, tengo la sensación de que los números determinan la Historia, a menudo más que los principios políticos, las ideologías, las creencias, las utopías.
Leo en una página web sobre demografía en Europa:
"Europe's share of the world population was 21 per cent in the year 1800. It rose to 27 percent in the year 1900 when Europe was at the peak of its power. In the year 2100, Europe's population will be about 7 per cent of the world total. Whatever aspiration for the world that the Europeans may have for the coming millennium, it will be the aspiration of a small minority. The image of Europe is bound to include exclusive and perhaps privileged qualities rather than universal ones" (http://www.zetterberg.org/Lectures/l96b.htm)
"La proporción de la población europea respecto a la población mundial en el año 1800 era del 21 por ciento. Esta proporción aumentó al 27 por ciento en 1900, época en la que el continente se encontraba en la cima de su poder. Para el año 2100 se estima que la población europea representará el 7 por ciento de la población mundial. Cualquier aspiración que Europa pueda tener de cara a su papel en el mundo en este milenio será la aspiración de una pequeña minoría. La imagen de Europa estará ligada a valores exclusivos, tal vez privilegiados, y no a cualidades universales" (http://www.zetterberg.org/Lectures/l96b.htm)
Los números importan.
lunes, 25 de mayo de 2015
España, o la imprevisible virtud de la ignorancia
Los resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales en España suponen un verdadero cambio en el panorama político español, al menos en cuanto a los partidos y representantes políticos nuevos que han resultado elegidos en esta ocasión. No me atrevo a predecir si este cambio ayudará a mejorar nuestra calidad democrática o si, por el contrario, supondrá tan sólo un relevo generacional sin que el sistema verdaderamente evolucione hacia una democracia más auténtica.
Lo que sí me parece justo reconocer es que España ha dado un ejemplo de que los políticos "de toda la vida" pueden ser desalojados de sus poltronas si la sociedad se siente engañada y estafada por ellos. Y este mensaje es bueno para todos. ¿Será nuestra nueva camada de jóvenes políticos capaz de afrontar con éxito los retos que supone llevar las riendas de un estado, sin caer de nuevo en los mismos errores de siempre? Eso... no lo sé.
Los españoles han dado muestras en esta ocasión de no tener miedo a un giro radical, a pesar de las incertidumbres que nos acechan por todas partes. Tal vez hemos sido arrastrados por el hartazgo hacia nuestra casta política y hemos votado de manera apasionada e ingenua, sin las cautelas que suelen tomar posturas más razonadas, más meditadas. Y quizás esta ingenuidad o ignorancia, como se quiera decir, se haya convertido esta vez en una de nuestras mejores virtudes.
Veremos lo que pasa.
Lo que sí me parece justo reconocer es que España ha dado un ejemplo de que los políticos "de toda la vida" pueden ser desalojados de sus poltronas si la sociedad se siente engañada y estafada por ellos. Y este mensaje es bueno para todos. ¿Será nuestra nueva camada de jóvenes políticos capaz de afrontar con éxito los retos que supone llevar las riendas de un estado, sin caer de nuevo en los mismos errores de siempre? Eso... no lo sé.
Los españoles han dado muestras en esta ocasión de no tener miedo a un giro radical, a pesar de las incertidumbres que nos acechan por todas partes. Tal vez hemos sido arrastrados por el hartazgo hacia nuestra casta política y hemos votado de manera apasionada e ingenua, sin las cautelas que suelen tomar posturas más razonadas, más meditadas. Y quizás esta ingenuidad o ignorancia, como se quiera decir, se haya convertido esta vez en una de nuestras mejores virtudes.
Veremos lo que pasa.
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